Yawar Fiesta ¿Reivindicación o imitación? (3 de 6)
Antecedentes
El Yawar Fiesta (fiesta de la sangre) es un espectáculo taurino que se originó en el
Virreinato del Perú después de la introducción del toro por los conquistadores españoles. La ceremonia,
sangrienta como lo dice sus nombre, es una de las representaciones más complejas que representa el
mestizaje de la sierra peruana y por la carga de violencia se asume que
representa el golpe de dos culturas andina e hispana, la primera conquistada y
humillada. Es la expresión de la
comunidad que guarda dolor, significación religiosa y la fusión ancestral, nace por la impotencia del comunero ante los
abusos del gamonal o hacendado (en la colonias, los encomenderos), por ello en una
especie de simbología de lucha, resistencia y victoria, nace la fiesta donde el cóndor, que representa a los
sufridos comuneros, es el vengador de los sufrimientos infligidos por el gamonal representado en el toro que muere al final de la
ceremonia.
El Yawar
Fiesta, Fiesta de la Sangre, se
celebra los últimos días de julio durante las Fiestas Patrias en la provincia
de Cotabambas(a ocho horas de Abancay), en región Apurímac. Fiesta es un rito
que se escenifica en las regiones indígenas. En el pueblo de Collurqui, sus habitantes realizan
sus fiestas con corridas de toros que tiene unas características simbólicas que llegan
a convertirse en todo un ritual.
El origen de la corrida de toros es hispánico, pero
hoy con la incorporación del cóndor como protagonista de la lucha, es una celebración netamente indígena. Se practicaba en buena parte de las
regiones de Apurímac y Ayacucho, actualmente está bastante restringida, sobre todo
la aquella variante en la que se usan explosivos
(dinamita) para destruir al toro.
José María Arguedas Altamirano nació en Andahuaylas, Región Apurímac, el 18 de enero de 1911, murió en
Lima el 2 de diciembre de 1969, por suicidio. Su padre era abogado y José María
tuvo que seguirlo por los pueblos donde su padre ejerció dicha profesión, por
lo que su educación primaria lo hizo en Lucanas, Puquio y Abancay.
Sobre esa etapa de su vida, Arguedas escribió lo siguiente: “Yo tuve la fortuna de pasar mi niñez en
aldeas y pueblos con una muy densa población quechua. Fui quechua casi puro
hasta la adolescencia. No me podré despojar quizás nunca -y esto es una
limitación de la pervivencia de mi concepción primera del universo-. Para el
hombre quechua monolingüe, el mundo está vivo; no hay mucha diferencia, en
cuanto se es ser vivo, entre una montaña, un insecto, una piedra inmensa y el
ser humano. No hay, por tanto, muchos límites entre lo maravilloso y lo real”.
Esta influencia fue decisiva en la visión de la realidad peruana, en la forma
como abordaba los trabajos literarios, etnológicos y folklóricos en los que el
indio y su contexto social y cultural eran el objetivo de análisis.
Arguedas fue escritor, poeta, traductor, antropólogo
y etnólogo; como escritor creó novela y cuentos que lo sitúan como uno
de los tres grandes representantes de la narrativa indigenista en el Perú, junto a Ciro Alegría y Manuel Scorza.
Introdujo en la literatura indigenista una visión interior más rica e incisiva.
La cuestión fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido
en dos culturas (la andina de origen quechua y la occidental, traída por los
españoles), que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo.
Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el
núcleo de su visión.
En Ica y Huancayo cursó la educación primaria, hasta el tercer grado.
El cuarto y quinto años los hizo con interrupciones y tuvo que dar examen de
revalidación de ambos grados en el Colegio Nuestra Señora de La Merced, de
Lima, lugar donde ya residía, en 1930. En 1931 ingresó a la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, a la Facultad de Letras, donde se graduó de
bachiller el 20 de diciembre de 1957.
Su obra narrativa refleja las experiencias de su
vida recogidas de la realidad del mundo andino. Algunas de sus obras son: Agua
(1935), Yawar fiesta (1941),
Diamantes y pedernales ( (1954), Los ríos profundos (1958), El sexto (1961), Todas las sangres (1964) El zorro de arriba y
el zorro de abajo (publicado póstumamente en 1971). Toda su producción
literaria fue compilada en Obras
completas (1983). Además,
realizó traducciones y antologías de poesía y cuentos quechuas. Sin embargo,
sus trabajos de antropología y etnología que conforman la mayor parte de su
producción intelectual escrita, no han sido revalorados todavía.
Yawar fiesta, el espectáculo
popular
Los protagonistas de la fiesta son tres: el cóndor, el toro y los comuneros. Los dos primeros forman una
duplicidad única y sagrada. Esta fusión representa el mundo andino y el
hispano, en una representación mítica del mundo de arriba y el mundo de abajo.
El cóndor, ave sagrada y emblemática de los incas, debe
ser capturado en un acto cuyo ritual y esmero es parte de la fiesta. La captura
del cóndor, aunque es un ejercicio de paciencia, no resulta menos espectacular.
En Cotabambas, se colocan los restos de una oveja muerta en el anfiteatro natural
que forman los bordes de un cráter
y luego el grupo de comuneros encargados de esta misión espera pacientemente. A
veces varios días, para capturarlo sin causarle daño.
El cóndor es conducido ceremoniosamente al pueblo,
pues es un animal sagrado; se le hace beber aguardiente
y el día de la fiesta, adornado, es colocado sobre el lomo del toro, en cuya
piel se han cosido las argollas
que servirán para sujetar al ave; el toro tratará de sacarse el ave de su lomo y dará brincos
varias veces. El cóndor en su afán por soltarse le incrustará sus garras y su
pico.
El toro es un animal salvaje, criado en el campo, y en cuya
captura, a veces sangrienta, participa
la mayoría de los hombres de la
comunidad. Se espera que a mayor bravura del toro, sea mejor el espectáculo y
como en la novela de José María Arguedas, se le atribuye un origen divino al
considerarlo como como criatura que encarna las fuerzas subterráneas, suerte de
Amaru moderno, que sale de las profundas aguas
de una laguna. Amaru es un dios
en al icnografía inca.
Los dos animales, unidos ahora por la sangre
y el sufrimiento, salen al ruedo, el cóndor en precario equilibrio, el
toro encabritándose para librarse de un adversario que le arranca tiras de piel
de los lomos y de la cabeza, que amenaza con sacarle los ojos. Para algunos. "Plásticamente,
el toro alado compone una imagen extraordinaria, bella y trágica". No
se puede saber si para los indígenas
participantes es válida esta representación.
La muerte del cóndor es señal o anuncio de una inevitable desgracia que
caerá sobre la comunidad. Por ello, cuando
ha concluido Yawar Fiesta, el toro ha muerto y el cóndor es sobreviviente, se
trata bien al ave, se la alimenta, da
de beber y, adornadas sus alas con
cintas de colores, se le otorga la libertad.
Yawar fiesta, la
obra literaria
Yawar Fiesta (1941) plantea un problema
de desposesión de tierras que sufren los habitantes de una comunidad. Con esta
obra el autor cambia algunas de las reglas de juego de la novela indigenista,
al subrayar la dignidad del nativo que ha sabido preservar sus tradiciones a
pesar del desprecio de los sectores de poder. Este aspecto triunfal es, de por
sí, inusual dentro del canon indigenista, y da la posibilidad de entender el
mundo andino como un cuerpo unitario, regido por sus propias leyes, enfrentado
al modelo occidentalizado imperante en la costa del Perú.
El ritual Yawar
fiesta tiene variantes,
pero José María Arguedas, narra una celebración en la que no interviene el
cóndor. Los comuneros a punta de dinamita, deberán despanzurrar al toro, símbolo evidente del gamonal y,
en general, de la cultura occidental.
El toro, sin embargo, no es un simple enemigo, sino una entidad a quien se
honra, incluso adora, pero que se inmola en una especie de misa pagana. El tema
indigenista tratado en esta novela, continua en las obras "Los Ríos profundos" y "Todas las sangres".
En
general, la obra de Arguedas revela el profundo amor del escritor por la
cultura andina peruana, a la que debió su más temprana formación, y representa,
sin duda, la cumbre del indigenismo peruano. Dos circunstancias ayudan a
explicar la estrecha relación de Arguedas con el mundo campesino. En primer
término, por haber nacido en una zona de los Andes que no tenía mayor roce con
los estratos occidentalizados; en segundo lugar, los abusos de su madrastra que
lo obligaron a permanecer entre los indios tras la muerte de su madre. De esa
manera asimiló la lengua quechua, y lo mismo sucedió con las costumbres y los
valores éticos y culturales del poblador andino.
Corolario
¿Es realmente Yawar Fiesta la oportunidad de vengarse simbólicamente de los conquistadores o es la continuidad de las corridas, una manera de
asumir el lugar de ellos?. Ya no existen los opresores de la colonia, pero en
la organización del Yawar Fiesta, los indígenas parecen pensar que son iguales
y han recuperado el dominio al organizar las corridas, demostrar que pueden
hacer lo mismo que ellos y que sus dioses, sus símbolos (el cóndor) se imponen
sobre los que trajeron ellos (el toro).
La fiesta es apreciada por los pobladores, pero existen también
detractores del espectáculo sangriento, que apelan a los mismos argumentos
usados para rechazar las corridas de toros. Personalmente, también tendría
reparos para asistir a un espectáculo semejante.
La verdad saldría a la luz si se analizara el comportamiento y
pensamiento de los participantes antes, durante y después del Yawar Fiesta.
Quizás sea solo un espectáculo popular enraizado en las comunidades donde se
realiza, sin ninguna connotación, que es representado mecánicamente y está determinado
por la fuerza de la costumbre, quizás persiste el espíritu de venganza y revancha de los eventos
originarios.
Referencias
Yawar fiesta
Apurímac celebra la tradicional Yawar Fiesta el 26 de julio
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/arguedas.htm